Escrito por Emma E.Sánchez
Reconocer aquello que
hacemos mal nos ayuda a evitar seguir haciéndolo. Luego, comenzar a hacer cosas
buenas y mejores para nosotros y los que nos rodean nos harán, junto a los que
amamos, más felices.
Todo inicia con un
pensamiento que se traduce en una palabra y culmina en una acción: todo lo que
somos y lo que tenemos inició con un pensamiento que se tornó vida en palabras
y se volvió una realidad. Al decir unas palabras a alguien, ya sea a nuestro
hijo, un empleado, nuestro mejor amigo o un extraño, prácticamente le damos las
ideas y sentimientos que hemos estado anidando en el corazón en forma de
palabras cargadas de sentimientos y emociones.
Nuestras palabras hablan
"de lo que abunda en el corazón". Así que, si no lo has hecho, en
adelante pon mucha a tención a lo que le dices a la gente, pero especialmente
lo que le dices a tus hijos, porque cuando se trata de un niño las palabras son
semillas que caen en terreno fértil, nuevo, fresco y que, sin discriminar, a
cada semillita le dará la misma oportunidad de crecimiento y algunas, no muy
buenas y hasta malas, germinarán y se convertirán en plaga y evitarán que ese
hermoso jardín produzca bellas flores.
Estas frases debes
eliminarlas de tu vocabulario cuando hables con tus hijos, y no hay más qué
decir:
1. "Fulano es mejor que
tú, deberías ser como él"
Comparar y compararnos, la
mayoría de las veces, trae consecuencias relacionadas con el resentimiento. Ser
comparado con alguien mejor no anima a la mejora, y sí genera un sentimiento de
sentirse inadaptado, de nunca ser idóneo o tan bueno como se debería de ser.
Siempre estará la culpa de "no poder ser lo que papá o mamá esperaba de
mí".
2. "Siempre cometes el
mismo error"
Si tu idea es acabar con la
autoestima de alguien este es el camino a seguir. Cuando sólo se miran o se
hace hincapié en lo negativo, jamás se podrá desarrollar la esperanza, la
confianza y la autovaloración personal. Pica y pica esa piedra -a tu hijo- y
acabará por hacerse mil pedazos.
3. "¿Eres tonto? ¿Por
qué no puedes hacerlo?"
Usar palabras despectivas,
denigrantes o de descalificación hacia las personas tampoco es la mejor manera
de motivar. Esto destruye. Esto aniquila. Esto acaba con toda buena intención
que se tenga.
4. "A tu edad, yo ya
sabía hacerlo"
De vuelta a las
comparaciones: como decía en el primer punto, comparar ya de por sí es malo,
pero compararnos con nuestros hijos para decirles y mostrarles una y otra vez
que somos mejores que ellos, es una garantía de fracaso en nuestras relaciones
familiares. Tus hijos no te van a admirar más si lo haces, te vas a depreciar ante
ellos en el mejor de los casos o, peor aún, siempre vivirán a la sombra del
padre sin poder ser ellos mismos nunca.
5. "Eres un
miedoso"
Si tu hijo tiene miedo a una
situación determinada o a alguien no vas a estar refregándoselo en la cara de
continuo, no es nada bueno y sí daña enormemente, porque sólo estás rechazando
a tu hijo y no trabajando en el potencial que tiene para resolver dificultades.
Demos vuelta a la página y
ahora revisemos las frase que sí les debes de decir a tus hijos con frecuencia
y en todas sus variantes:
1. "Eres una buena
persona"
Reafirmar y confirmar una y
otra vez todos los aspectos positivos con honestidad a todos nos hace mucho
bien. Para un niño se transforma en alimento nutritivo que fortalecerá todo su
ser.
2. "Eres hermosa /
guapo"
No pienses que es vanidad
decirle a tus hijos que son hermosos, porque todos lo necesitamos saber. En los
niños es importante decirles esto porque durante la adolescencia se inicia la
búsqueda del ser que nos ame, que le agrademos y que nos encuentre hermosos.
Cuando no tenemos ese amor y ese gusto por nosotros mismos, dependemos de lo
que piensen otros y corremos el riesgo de toparnos con algún abusivo y sufrir
mucho por un amor que nunca nos llenará del todo, porque tenemos vacíos tremendos
desde la infancia.
3. "Te amamos"
Hay que decirlo de todas la
maneras y en todas las formas es fundamental. Piensa en tu propia experiencia
personal y en el cómo; para bien y para mal decide cuál va a ser la influencia
y recuerdo que dejarás en tus hijos para toda su vida.
4. "A ti se te facilita
esto"
Nuevamente, reforzar una y
otra vez y tantas veces como sea posible en actitudes y habilidades animará a
tus hijos a ser mejores y a tener confianza en sí mismos para enfrentar la
vida.
5. "Tú eres
fuerte"
Criar hijos fuertes en todo
sentido hoy es una prioridad. ¡Hay tantos desafíos fuera de casa por enfrentar!
Haz que tu hijo se sepa y se sienta fuerte, pero no nada más con palabras, sino
con actividades y oportunidades de desarrollo en las que pueda comprobar por sí
mismo que puede hacer lo que se proponga.
Manos a la obra, hay mucho
trabajo por hacer en casa. Concéntrate en las habilidades y buenas actitudes y
aptitudes de tus pequeños e incentívalas con miras a formar personas hechas y
derechas, cuya prioridad en su vida adulta sea hacer el bien.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en familias
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