Cuando los bebés nacen las
interacciones con los padres son pocas. Muchos apenas son capaces siquiera de
mirarte mucho, y todo se reduce a estar tranquilo si todo está bien o a llorar
si sienten que necesitan algo. Es así hasta que un buen día el bebé nos empieza
a sonreír cuando estamos delante, iniciando una relación con nosotros que
debemos corresponder: ¿cuándo llega esa primera sonrisa y por qué es importante
responder de algún modo a ese gesto?
Los bebés ya sonríen en el
útero
Si hablamos del primer gesto
de sonrisa tenemos que ir a algún momento de la gestación en que el bebe es ya
capaz de hacer esa mueca, de modo que cuando nacen son también capaces de
hacerla. Todos hemos visto en alguna ocasión a un recién nacido sonreír
mientras duerme, como si estuviera soñando con algo gracioso.
Sin embargo, no se sabe muy
bien por qué lo hacen, porque un bebé que acaba de nacer no ha tenido ninguna
experiencia que le pueda hacer reír (ni el raciocinio necesario para que un
recuerdo le haga gracia); así que se considera que podría ser porque el bebé
está a gusto, quizás excitado por alguna sensación interna, o incluso podría
ser que se tratara simplemente de un reflejo nervioso.
La que importa es su primera
sonrisa social
Así que la que nos interesa
en realidad no es esa sonrisa que hace el bebé de pocos días mientras duerme,
sino aquella que hace un bebé cuando está despierto más o menos cuando cumple
el mes de vida, porque está contento de ver a un adulto, o está intentando ser
simpático.
Que él no lo piensa así, él
no se dice “voy a ver si le caigo bien a esta gente”; es sólo que como ser
social que es, reacciona tal y como establece la evolución que debe hacer. De
igual modo que cuando nota que está solo tiene la capacidad de llorar, cuando
nota que está acompañado, tiene la capacidad de sonreír.
Es como si nos estuviera
educando mediante sus respuestas. “Papá, mamá, si conseguís tenerme feliz,
contento y satisfecho, os sonreiré. Si no lo conseguís, lloraré”. Y así los
padres sabemos cuándo vamos bien y cuándo podríamos mejorar.
Se considera que la primera
sonrisa, llamada sonrisa social, es la primera vez que el bebé se comunica, que
socializa, que emite un mensaje. Y cuando alguien emite un mensaje a otra
persona, espera una respuesta.
Por eso los padres tenemos
que estar cerca de los bebés cuando están despiertos, hacerles cositas,
hablarles, tocarles, sonreírles, cantarles, mirarles,… en definitiva, emitir
respuestas a su sonrisa, y estar pendientes de sus gestos, ruidos, miradas,
etc., porque poco a poco irán incorporando nuevas maneras de decirnos cómo se
siente con respecto a nuestra manera de hacer las cosas.
Estas interacciones entre
padres e hijos hacen que los dos se conozcan cada vez más y mejor, y que
podamos pasar del “mira, yo no sé qué le pasa al niño”, al “yo creo que está
cansado y quiere dormir” o “me da la sensación de que le apetece que le hagas
caso y le digas cositas”.
De este modo la relación se
va estrechando y unas veces el niño “escucha” a mamá y papá, mirando y
aprendiendo de lo que ellos le hacen, mientras otras veces somos los padres los
que “escuchamos” al bebé, esperando a ver qué nos tiene que decir con sus
gestos, gemiditos, sonrisas y quejidos. Una alternancia en la comunicación muy
básica todavía, pero que puede ser muy útil para el bebé y queestrecha los
lazos entre padres e hijos.
Además, el hecho de que sus
acciones sociales, como la risa, obtengan respuesta, le ayudan a sentir que es
capaz de influir sobre lo que le rodea, y en cierto modo a conectar con el
entorno y saber que tiene la capacidad de hacerlo cambiar si hiciera falta. Así
puede sentir que lo que hace y lo que dice es importante para sus padres, que
es escuchado y tenido en cuenta, y esto hace que desarrolle mejor su
autoestima.
Que sí, que es muy pequeño,
pero ya que al mes de vida llega su primer acto con intenciones sociales, lo
normal y lo lógico es que empecemos ya a corresponderlo para que él avance en
su deseo de decirnos cosas y nosotros nos relacionemos más y mejor con el bebé.
Así es como padres y bebés avanzan en esto de la maternidad con más seguridad y
pueden incluso llevar mejor esos momentos en que el bebé dice lo contrario, que
no está bien, con su llanto.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en bebesymas
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