SI TE
RINDES, PIERDES
No rendirse, no rendirse, no
rendirse. Porque, cuanto más cerca se está del éxito más impedimentos aparecen
en el camino. Cuanto más cerca estás de alcanzar los sueños, más impedimentos
parecen cerrarte el camino.
Esto es así, siempre
ha sido así y, ten la seguridad, siempre será así.
¿Por qué? Pues es como una
especie de ley no escrita que te pone a prueba hasta los últimos momentos para
saber si, de verdad, quieres obtener aquello que te has propuesto. Si eres
merecedor de que se cumplan los sueños porque, en realidad, son tus sueños o
por si sólo se trata de un capricho pasajero que, en verdad, no guarda ningún
interés real en ti, en tu interior.
Pero, ante este raudal de
complicaciones, impedimentos y contrariedades lo único que tienes que hacer es,
en primer lugar, no desesperarte. En segundo lugar, detenerte y pensar,
fríamente, cómo solucionar cada uno de ellos. Y, en tercer lugar, jamás
rendirte. Porque tienes que sacar fuerza del hecho de que, todo ese cúmulo de
contrariedades lo que te están indicando es que estás a un paso de conseguirlo.
LA CONSECUCIÓN DE
LOS SUEÑOS ES COMO UNA BOTELLA DE CHAMPÁN. LAS BURBUJAS NO SE RINDEN
Las burbujas se agolpan bajo
el tapón ejerciendo una presión considerable que quiere hacer saltar dicho
tapón por los aires para poder salir, libre al fin, fuera del encierro de la
botella.
Pues bien, así es la vida.
Según avanzamos hacia la obtención de nuestros deseos, de nuestros sueños, de
nuestras metas, las burbujas se van agolpando, sin rendirse, en el final de su
camino contra el corcho que es el último impedimento con el que nos vamos a
encontrar, la última frontera que tenemos que traspasar, el último muro que
tenemos que derribar para, al fin, poder salir al exterior, para, al fin,
conseguir todo aquello que siempre hemos soñado, todo aquello que siempre hemos
deseado.
Y, si las burbujas se
rindiesen, si no siguiesen empujando el tapón –esa última barrera que les
separa de la libertad- éste no saldría despedido por los aires y ellas no
rebosarían, alegremente, el cuello de la botella en una explosión de júbilo y
extrema alegría inundando todo a su alrededor.
NO
PERMITAMOS QUE LAS BURBUJAS, NUESTRAS BURBUJAS, PIERDAN SU FUERZA. NO
PERMITAMOS QUE LAS BURBUJAS, NUESTRAS BURBUJAS, SE RINDAN
No permitamos eso nunca.
Porque, de ser así, no conseguiremos, nunca, que nuestros sueños y nuestras
esperanzas se conviertan en realidad.
Empujemos, siempre empujemos
hacia arriba. Incluso cuando los impedimentos parecen hacerse más fuertes. Es
más, justo en esos momentos es cuando más fuerza tenemos que poner. Porque, la
meta está a un paso.
Cuando esto nos suceda.
Cuando los escollos, las trabas, las cortapisas parezcan crecer e impedirnos la
continuidad en nuestro camino. Cuando todo parece ponerse en contra y tenemos
esas inmensas ganas de abandonarlo todo, de rendirnos. Sentémonos tranquilamente
y meditemos por unos momentos. La solución vendrá a nuestra mente como si
alguien nos la hubiese susurrado a nuestro oído y nos daremos cuenta de lo
fácil que era y nos parecerá mentira cómo no habíamos dado antes con ella.
Ese será el momento en el
que el tapón de la botella saldrá disparado y todos nuestros sueños, todas
nuestras ilusiones y todo aquello que siempre habíamos soñado para nosotros y
para nuestros seres queridos venga, sin freno, hasta nosotros. Simplemente porque no nos hemos rendido.
La
rendición es el enemigo del éxito, de nuestro éxito. No
nos rindamos jamás. Por muy difícil que nos puedan parecer las cosas, por muy
complicadas que se nos presenten. Porque ese es el momento de empujar con más
fuerza.
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