“Se necesita mucho valor
para amar a las mujeres marcadas por el pasado, aquellas de carácter fuerte
pero de corazón bueno. Se necesita mucho amor para curar las heridas y las
desilusiones. Pero, sobre todo, se necesita ser inteligente, porque son tan maduras
y tan experimentadas que ya no creen en lo que sienten, sino en lo que estés
dispuesto a hacer por ellas.” -Walter Riso.
Mujer, ya no tenemos la
figura de los 20 años, pues las piedras del camino han moldeado nuestro cuerpo.
Nuestra mirada es cómplice, pues se ha formado durante años, permitiéndonos
manejar el arte de amar a nuestros hijos, a nuestra pareja, a nuestros
familiares y a nuestros amigos.
Acumulamos de manera
perfecta la experiencia y la juventud, lo que nos hace dominar el arte y el
manejo de nuestra esencia, sumando vida a los años que hemos disfrutado y que
nos quedan por disfrutar.
Porque una mujer de más de
40 deja huella por dónde camina, haciéndose dueña de sus pasos. Siente que pisa
fuerte, transmite seguridad en sí misma y ha logrado una estabilidad y un
equilibrio emocional y personal que hipnotiza.
Más de 40 soplos de
aire fresco.
Los 40 y los 50 son un
momento peculiar, en el que te encuentras entre dos generaciones que ponen en
evidencia lo efímero de la vida, por eso nos damos cuenta de que hay que
aprovecharla y conciliar nuestros mundos. Dejas de preocuparte por lo que pasó
y por el que pasará para comenzar a disfrutar de lo que está pasando.
A partir de los 40 por fin
entendemos que cada persona que te encuentras tiene un papel. Algunas personas
te ponen a prueba, otra te utilizan, no falta quien te ama y te enseña, pero
las personas realmente importantes son las que sacan lo mejor de ti. Son y
serán personas pocos comunes y extraordinarias las que te recuerdan que todo ha
merecido la pena.
La magia del
momento.
Muchas mujeres de más de 40
ya se han visto en situaciones complicadas. Han podido ser renegadas y
rechazadas por su sociedad. Han vivido traiciones y desengaños que las han
hecho madurar. Han podido sentir en su piel el desgarro de separaciones
deshonrosas, de abandonos y de menosprecios.
Están forjadas en el fragor
de la batalla y heridas por las flechas más inesperadas. Han cargado sobre sus
espaldas gran parte del peso de la vida y, por eso, las mujeres con más de 40
han desarrollado un séptimo sentido que les permite ir más allá, mantenerse
serenas y reconciliarse con la vida.
A modo de broma, se dice que
una mujer de 20 años puede ser atractiva, la mujer de 30 puede ser seductora
pero solo después de los 40 se puede ser irresistible. Este es el resultado de
una mezcla perfecta entre experiencia y juventud. De alguna manera, la mujer de
más de 40 ha dado un importante paso en la búsqueda del amor, ahora se ama a sí
misma mucho más que lo que lo hacía un década atrás.
¿Qué cuántos
años tengo?
Tengo
la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir
creciendo.
Tengo
los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones
se convierten en esperanza.
Tengo
los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse
en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer
en la playa.
¿Qué
cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos
alcanzados, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…
Valen
mucho más que eso.
¡Qué
importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo
que importa es la edad que siento.
Tengo
los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para
seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y
la fuerza de mis anhelos.
¿Qué
cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo
los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
José Saramago.
No te olvides, mujer, tienes
los años que permiten mirar la vida con calma pero con el interés de seguir
creciendo. Ahora es cuando el amor puede ser ardiente o un remanso de paz.
Cuando puedes gritar sin miedo tus temores y hacer lo que deseas aún temiendo
al fracaso. Hoy puedes amarte, aceptarte y abrazarte, porque los años te han
convertido en una persona mucho más plena, mucho más TÚ.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en consejosdelconejo
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