sábado, 24 de septiembre de 2016

Piensa en otro idioma y acertarás. ¿Cómo funciona esto?

Tomar decisiones en una lengua distinta de la materna lleva a conclusiones más reflexivas

"¿En qué idioma te lo tengo que decir para que me hagas caso?". Esta frase que miles de madres han lanzado contra sus hijos está, en el fondo, cargada de verdad (como todas las cosas que dicen las madres). Porque una serie de trabajos científicos recientes está dando forma a una realidad sorprendente: pensamos y decidimos de distinta forma si procesamos la información en otro idioma que no sea el materno. Aunque entendamos igual de bien la idea o el problema, al hacerlo en una segunda lengua el resultado será más reflexivo; menos emocional, más orientado a obtener un resultado útil.
En otro idioma, nos centramos menos en nuestra primera respuesta emocional, crece la tolerancia al riesgo y se maximiza el interés por el beneficio



"Beneficia al pensamiento deliberativo; te hace pensar dos veces las cosas", asegura Albert Costa, uno de los mayores expertos en bilingüismo gracias a sus investigaciones en la Universidad Pompeu Fabra. Empezó sus estudios en este campo con el dilema del tranvía: ¿tirarías a una persona a la vía para que con su muerte salve la vida de otras cinco personas? El conflicto moral que nos supone empujar a esa víctima solitaria se desvanece en muchas personas cuando se lo plantean en un idioma que no es el materno.


Las personas que sacrificarían a esa persona en virtud del bien común pasan de ser el 20% de la muestra hasta casi la mitad. Únicamente porque procesan el dilema en un idioma aprendido después del materno. Muchos otros trabajos han confirmado estos resultados: en un idioma extranjero nos llevamos menos por lo emocional y nos centramos en el resultado más eficiente. Somos menos moralistas y más utilitaristas. Siempre se trata de sujetos que manejan con soltura el otro idioma y se ha probado en español, inglés, italiano, alemán... el habla concreta no parece influir.

"Beneficia al pensamiento deliberativo; te hace pensar dos veces las cosas", asegura Albert Costa”

"Por un lado, otro idioma obliga a pensar despacio. Además, entendemos que lo emocional está más ligado a la primera lengua que aprendemos", sugiere Costa”



Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en elpais

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