1) Aprendes que el amor es más importante que las
posesiones. Que una muestra de amor llena más que una estancia repleta de cosas
de las que quizás sólo uses la mitad, si acaso.
2) Aprendes que una casa no es lo mismo que un hogar.
3) Que el tiempo que compartes con las personas que te
quieren es precioso; que la familia y amigos no están contigo durante toda la
vida y que es importante dedicarles tiempo y disfrutar de su compañía.
4) Aprendes que el verbo que mejor se relaciona con
“recibir” no es “desear”, sino “DAR“.
5) Aprendes que el amor nace de ti. Que si te quieres a
ti mismo y te respetas como eres, otros también lo harán.
6) Aprendes que el cariño que verdaderamente te llena es
el de las personas importantes de tu vida y que ése ya lo tienes siendo como
eres. Y, por supuesto, aprendes a darle poca importancia al hecho irremediable
de que no le gustes a todo el mundo.
7) Aprendes que no tienes que renunciar a tus valores y a
ser tú mismo sólo porque otro decida hacerlo.
8) Aprendes que eres tú quien tiene que responsabilizarse
de tus actos. Y que tú tienes control sobre tu vida, pero no sobre lo que otros
hagan con la suya.
9) Aprendes a confiar en los demás, pero sin dejar a un
lado la prudencia.
10) Vas aprendiendo a ponerte en el lugar de los otros
antes de opinar o juzgarles. Y, gracias a eso, aprendes a enfocar las
situaciones desde distintos puntos de vista.
11) Aprendes a ser compasivo con tus errores y con los
errores de otras personas. Que, precisamente, los errores y fracasos te ayudan
a aprender más aún.
12) Aprendes que el verdadero fracaso es no luchar, no
intentar lo que quieres.
13) Aprendes que la vida es muy corta para preocuparse
por asuntos que no lo merecen. Y que, dentro de su brevedad, hay días buenos y
días horribles.
14) Pero también vas aprendiendo a tomar cada uno como
viene, asumiendo que si siempre fuese todo de color de rosa, esta aventura no
tendría emoción.
15) Aprendes a desamarrarte de lo acostumbrado y a ser
más espontáneo. Que no pasa nada por serlo. Que vale la pena reír todo lo
posible, alejándose de dramones que te quitan las ganas de vivir.
Y eso es poco para todo lo que te falta por aprender (y a
mí también). Si estás receptivo, cada noche te irás a dormir habiendo aprendido
algo más. Algo que te será muy útil para el día siguiente.
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