Ya sea por testarudos o
porque están tan algo nerviosos como para detenerse a pensar un momento, a
veces a los niños les da por no escuchar lo que les dicen los adultos y seguir
en lo suyo, o bien, se enojan por la interrupción, lo cual deja en los padres
con la sensación de que sus mensajes no han sido bien recibidos.
Esto es algo de lo que
puedes hacer para evitar lo anterior:
Dale mensajes cortos
Evita los sermones y las
explicaciones rebuscadas. Por ejemplo, si terminan de comer y quieres
recordarles que deben recoger su plato, debe ser suficiente con que le digas
“tu plato”.
Explícale lo que quieres
antes que solo darle una orden
Los niños deben aprender el
modo correcto de comportarse, pues no nacen sabiéndolo. Un ejemplo claro son
las esas veces en que llegas con tu hijo a la tienda y él comienza a agarrar
todo. Ante ello, es común que los padres reaccionan dando órdenes como: “No lo
toques”, sin pensar en que podrían obtener mejores resultados si les dicen por
qué no debe hacerlo. Por ejemplo: “Estos objetos son delicados y podrían
romperse. Sería mejor que no los agarres”.
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crianza.
Más que darle órdenes, hazlo
partícipe
Hay situaciones en las que
es indispensable hacer valer tu autoridad como padre, como por ejemplo,
aquellas en las que tu hijo podría ponerse en riesgo a sí mismo o poner en
riesgo a alguien más. Pero hay otras en las que resulta mejor plantear las
cosas desde la perspectiva de la participación conjunta. Fomenta en ellos la
responsabilidad a través del trabajo en equipo, en el que toda la familia debe
cooperar. Además de que te ofrece la posibilidad de hacerlo más divertido, el
concepto “cooperación” es mucho más armónico que los conceptos “mandato” y
“autoridad”.
Explícale el plan
Al plantearle a tu hijo un
plan a seguir le estás dando estructura y certidumbre. Por ejemplo, antes de
que haga a un lado la tarea de la escuela para ponerse a jugar, explícale que
el plan es que haga lo que le encargaron en la escuela, después debe guardar
sus útiles y, por último, será hora de jugar. Así será más fácil para tu hijo
entender que primero debe cumplir con sus obligaciones para después poder
jugar.
Déjalo que exprese lo que
siente
Mucha veces, cuando los
niños no hacen caso a sus padres, no es por rebeldía, sino porque están
demasiados nerviosos. Un buen ejemplo es cuando el pequeño tiene un problema
con su hermano y no hace más que llorar. Lo mejor en estos casos es crear un
ambiente de confianza para que te cuente lo que está sintiendo, se desahogue y
quede más tranquilo.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en psicologiaparaninos
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