Piensa el triple, haz el
doble y habla la mitad. El mundo ya está demasiado lleno de mentes pequeñas que
solo hablan de los demás y sin pensar, de personas que dicen mucho hacen poco.
Así que, avancemos a contracorriente siendo más sabios, más cautos y libres de
las mentes cuadradas.
Ahora bien, si hay algo
realmente complicado, es ser más flexibles en nuestros esquemas de pensamiento.
De hecho, uno de los aspectos más interesantes que nos explican dentro de las
corrientes cognitivo-conductuales es que nuestros problemas no se originan
precisamente por las propias situaciones complicadas. El tipo de pensamiento
que utilicemos y la forma en que interpretemos nuestra realidad, pueden ser sin
duda nuestros aliados o nuestros peores enemigos.
“Seamos
fuertes, pero no inflexibles. Sé tierno pero no débiles. Actúa con humildad
pero sin ser indigno”
-Alejandro
Jodorowsky-
Cada día tomamos múltiples
decisiones y de muchas de ellas, nos arrepentimos. Al instante nos preguntamos
por qué lo hemos hecho, por qué no lo habremos meditado un poco más. Ocurre lo
mismo con muchas de nuestras verbalizaciones. A veces hablamos sin pensar y
permitimos que sea la ira, el miedo o el despecho quienes pongan voz a nuestras
emociones.
Son aspectos que todos hemos
vivido y que nos hacen preguntarnos por qué ocurre. Por qué somos tan
“falibles” cuando más lo necesitamos. Lejos de obsesionarnos con el
“autocontrol” debemos construir una nueva perspectiva donde se orquesten la
calma, la Inteligencia Emocional, la razón y la responsabilidad personal.
Te explicamos cómo conseguirlo.
Párate y siente,
piensa y toma conciencia
“Piensa el triple, haz el
doble y habla la mitad”. ¿Quiere decir esto que debemos meditar al máximo cada
una de nuestras decisiones y hablar lo mínimo? En absoluto, no se trata de
pasarnos la vida racionalizando cada acto, cada emoción o deseo en riguroso
silencio. Se trata en realidad de propiciar una secuencia de acción
tremendamente sencilla:
Aprende
a escucharte a ti mismo—>Actúa en sintonía con tus pensamientos y
emociones—>Habla lo justo y en consonancia a tus esencias.
Por otro lado, algo que
todos sabemos es que hay quien se deja llevar por los pensamientos automáticos
a la hora de actuar. Sus decisiones están condicionadas muchas veces por
enfoques distorsionados y emociones sesgadas. Estas actitudes limitantes les
hacen perder infinidad de oportunidades. Es entonces cuando aparece la
frustración y el sufrimiento.
No nos damos cuenta, pero en
cierto modo, todos nosotros nos dejamos llevar a menudo por los mismos
mecanismos antes citados. Tienen su raíz en un inconsciente lleno de
prejuicios. “Mejor evito a esta persona porque se parece a mi expareja”, “es
mejor decir no a ese proyecto porque si antes ya me salió mal ahora me saldrá
peor”. Elaboramos juicios de valor de forma arbitraria sin pasar ningún filtro
previo. Sin tomar conciencia. No es lo adecuado.
Cada cosa que acontece en
nuestra vida diaria es susceptible de ser interpretada desde múltiples puntos
de vista. Es necesario que encontremos aquella que más se ajuste a nosotros de
una forma saludable, de forma constructiva, sin sesgos. Sin limitarnos, sin
cerrarnos puertas y sin que llegar a convertirnos en nuestros propios enemigos.
A continuación, te indicamos
cómo conseguirlo.
Piensa bien, decide
mejor
Respira, piensa, siente,
decide, actúa. Es una secuencia sencilla que deberíamos integrar cada día en
nuestro interior. No obstante, el problema esencial está en que “nunca tenemos
tiempo para nosotros mismos”. La vida y nuestras obligaciones nos arrastran en
su tren de alta velocidad, permitiendo que sea el piloto automático quien
decida.
No es lógico, porque si no
tenemos tiempo de pensar para decir mejor… ¿En qué nos hemos convertido? Es
necesario que dispongamos de estrategias adecuadas para que esto cambie. A
continuación, te lo explicamos.
Estrategias para
pensar y decidir mejor
Estamos seguros de que
conoces a más de una persona que habla sin pensar. Son personalidades que
actúan sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos y que a veces, ni les
preocupa. Actuar sin dañar y pensar para decidir mejor es una estrategia de
responsabilidad y de respeto, para nosotros mismos y los demás.
Deja a
un lado los “deberismos” obsesivos (es que debería haber hecho esto, dicho
lo otro, debería ser más espabilado, más decidido…). Deja de usar estos tiempos
verbales, basta de lamentaciones. El mejor momento para mejorar siempre es
AHORA.
Desactiva
el ego. No te creas infalible, piensa, actúa y habla con
humildad.
No basta con “pensar antes
de actuar”. Hemos de
aprender a sentir, a escuchar en calma nuestras emociones y
sentimientos.
Se
intuitivo a la hora de percibir tus propios prejuicios.
Todos acumulamos pensamientos irracionales que debemos desmontar y racionalizar.
Conecta
tu interior con el exterior para que la decisión que tomes, aunque
arriesgada, vaya en sintonía con tu personalidad y necesidades.
Recuerda que no hay
decisiones mejores o peores. Se trata solo de actuar de acuerdo a nuestros
valores, a nuestras raíces. Algo que únicamente conseguiremos si sabemos
escucharnos, querernos y respetarnos un poco más.
Fuente: el post completo y original lo puedes encontrar en psicoactiva
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